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Mostrando entradas de diciembre, 2022

Inercia

  “Algo dentro de mí murió aquel día”. Suspiré. Miré al cielo y estaba estrellado - como yo - estresado, agotado, embriagado, pero de penurias. Amargado, como un café cargado; destrozado, como camión sin el botín (blindado). Y sí, nuevamente suspiré , como el polvo de ese café. Mi amargura terminó cuando dormí, y como con una armadura sobre mi templo me sentí cuando desperté.  Fue aterrador velar por el amor de una bisagra, que me abría todas las puertas de un corazón magnánimo. Y el camino pedregoso volvió a ser pedregoso, y el destino mío inventado, se languideció. Fui necio con la pugna del poder de aquella proclividad; y en la navidad de mis primeros besos dejé toda el alma con pesares, hasta que regresó, con muchos más. Detrás, a mis espaldas, cargo una espada, que gustaría me fuera mía, amada, pero no; es horriblemente, entre comillas, « idolatrada­ ». Ya no existen los sollozos, pues los gritos son más rimbombantes. Antes, yo corría por los senderos de esa conciencia bella, y al