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Mostrando entradas de noviembre, 2022

*mi peritaje sobre su belleza*

Poesías de El Poetólogo Del álbum: Metaeufórico . Título del poema: Mi peritaje sobre su belleza. En el faro de sus ojos reposa la luz, la luz que sale de sus ánimas recónditas. Sus manos señalan la pulcritud de sus noviciados, y de sus parábolas insólitas. Vi cómo manejaba sus coyunturas, y mis desesperaciones quedaron atónitas... escuché su cantar en forma de garrulería entre olas en el viento.   Y allí reposé mientras inmolaba mis silencios extendidos; me hacía el desentendido, me hacía el solazado. Empero me ambicionaba con que sus brazos fornidos me arroparan... y continuaba ensayando mi propuesta de conversa soporífera para entretenerla.   Sus amuletos eran su sentir y su aplomo interno, sus lamentos eran hojas de árboles, arrancadas. Sus acicates no se comparaban ni al sueño del astronauta en viaje extenso, y su mirada solo guardaba requiebro aunque no se notara... En su caminar observaba yo buenos augurios,  de que su acercamiento iba a ser sempiterno. Y ahora la guardo en form

Las guapas no hablan...

Ni siquiera caminan, sólo emergen como emergen los cráteres en la luna, y la hacen más bella, vistosa, tersa. Ellas no hablan, pero se las menciona en tertulias sobre la belleza de la naturaleza; lideran la conversa. Casi nadie cuenta con la fuerza necesaria para hacerle jaculatoria alguna; se los dije, son como la luna.  No hablan, pero tampoco se enmudecen. Se estremecen, como se estremecen los árboles cuando nacen, cuando florecen. Ellas miran disimuladamente, otras veces de manera escueta. Suelen ser engañadas, pero siempre son profetas... No hacen alegorías de su talante, y siempre están adelante, por encima de las nubes, reposando como ángeles que no gimotean... Ellas sólo esbozan lo contradictorio que suele ser el entusiasmo por alcanzarlas, por mirarlas, por contemplarlas. Las guapas no cantan, las guapas son canciones. No se sienten, son emociones. No se desdeñan, aunque en ocasiones, nunca despierten por causa de los despropósitos de los execrables... El Poetólogo