Las guapas no hablan...
Ni siquiera caminan, sólo emergen como emergen los cráteres en la luna, y la hacen más bella, vistosa, tersa.
Ellas no hablan, pero se las menciona en tertulias sobre la belleza de la naturaleza; lideran la conversa.
Casi nadie cuenta con la fuerza necesaria para hacerle jaculatoria alguna; se los dije, son como la luna.
No hablan, pero tampoco se enmudecen. Se estremecen, como se estremecen los árboles cuando nacen, cuando florecen.
Ellas miran disimuladamente, otras veces de manera escueta. Suelen ser engañadas, pero siempre son profetas...
No hacen alegorías de su talante, y siempre están adelante, por encima de las nubes, reposando como ángeles que no gimotean...
Ellas sólo esbozan lo contradictorio que suele ser el entusiasmo por alcanzarlas, por mirarlas, por contemplarlas.
Las guapas no cantan, las guapas son canciones. No se sienten, son emociones. No se desdeñan, aunque en ocasiones, nunca despierten por causa de los despropósitos de los execrables...
El Poetólogo
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