S de Santo
¡Sábado santo! Y digo santo, porque entre tanto calor que hace en estas cuatro paredes de dolor, y tanto clamor que en mí yace, me apego como a ponderarlo (al sábado).
Y hablo del clamor, de la súplica, del ruego, de lo que pido hasta cuando de valor estoy ciego. Ella siempre con un hasta luego, pues aún no muero, aún no “me la juego”...
Inseguro, así, como el denominado "futuro"... A ver, ¿Quién sugirió que sucede algo más después de que estornudo? Si hasta antes de hacerlo ya se habrá ejecutado. Decía que hoy hace, hará, está haciendo calor. Le digo a mis ojos, oídos y nariz “ya no se pudo”, ya no se pudo hoy estar con esa persona. Pues ha pasado una avalancha de tiempo como pedal sin peso, más que con el del viento, sin cesar, con pausas pero sin cesar, pues el vendaval nunca deja de soplar. Sólo se calma, hasta nuevo aviso.
Me da risa el programa que miro cuando quiero llorar... hmmm, pues obvio que sí.
He comido en esta semana páginas blancas que embadurné, con café, pues me encanta el café, y me encanta mi garganta desahogar. Es que a veces está atada, a veces es siempre.
Quiero decir cosas «a los 4 vientos», y hacer como en los cuentos de García Márquez, y explayarme, y manumitir mis pensamientos desorientados; para crear aquí sentado un nuevo paisaje para el día siguiente a éste.
Quiero que la noche dure tanto como la madrugada, quiero que los cuentos de hadas no sean sólo cuentos de hadas; y que las "palizas" que da la vida sean menos costosas que dolorosas. Pues, el dolor lo puedo aguantar. Resulta que golpée mi mano contra la mesa y la dejé enrojecida. No diré a qué o quién, pues de pequeño creía en que los objetos también poseían vida...
Se acerca la noche y como dije, quisiera que dure mil horas, como las horas que he esperado porque se presente ante mí y se deletree por si sola para entender su tardanza.
A veces cansa, a veces cansa saltar la cuerda como para esperar enredarse, si lo que no quiero es enredarme, no tendría por qué saltar ¿No?
Antes de dormir escuché una canción en otro idioma, para que las maromas que doy en mis paisajes mentales tengan otras conexiones entre mis neuronas. Mientras se deleitan con el sabor de que mañana podré respirar profundamente, inhalar y exhalar tres veces, pues ayuda más que un "todo pasa"...
El Poetólogo
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