DESCANSO
Poesías de El Poetólogo
Del álbum: Metaeufórico
“Descanso”
Todavía guardo arrugadas, las hojas de cuaderno arrancadas, donde manifiesto lo molesto que son las heridas, las cortadas. Y en cada línea allí, en donde maldije los momentos de desentendimiento, allí descanso.
Allí, mis letras escritas con puño, lágrimas y sudor exclaman lo sabio que te vuelve el dolor, lo ásperas que se vuelven las hojas del ex árbol frondoso, lo seco que se vuelve el tiempo, y lo agrio que se vuelve el viento...
Todo fue cenizas recogidas en una bolsa, y echadas a un olvido obligado. La costumbre se volvió un mercado, donde encontré bienestar temporal, y resentimientos que aprendí a soltar, pero que me dejaron marcado. Como el lápiz que quiebra su punta en el papel recién creado, y lo traspasa dejando un hoyo.
Aún las frases escritas se siguen viendo como escollos. Y la tinta sigue intacta, como intacto sigue el aparente odio.
Le rogué más de mil veces al cielo que se acercara a mi cara y me dijese que la magia no está en la vara, que la magia está dentro del mago; y ahora me deshago de ese imploro. Mientras en mi espacio de silencio ya no hay aforo, mientras en mis letras unidas descansan hechos y predicciones, que antes fastidiaban y ahora valoro...
Porque me han hecho descansar mis alas y emprender un vuelo hacia lo imposible, hacia lo impensable, hacia lo intangible...
Descanso, duermo, en el elixir de la conciencia del recapacitado, del valiente moderno, que yace en este mundo de tinieblas y lleva mis seudónimos tatuados.
A mi entender la voluntad es pecado, siempre que lleve el desánimo puesto; y por supuesto, lo contrario, la imprudencia, es la esencia de la inexperiencia del desadaptado...
Pido no se me juzgue por el clima de mis seriedades, por el clamor de mis temores, ni por el apuro de mis inseguridades.
En cambio, insto a que se me cuelgue las llamadas al olvido, que se me queme el papiro donde escribo barbaridades. Pues, a mi edad sólo deberían ser aceptados los elogios al cariño de los silencios y las paces que traspasan las fronteras de mis enojos.
Me voy a tomar un respiro siempre que sienta el ruido del ser extraño, que jamás extraño, tocando mi puerta.
Voy a cortar el pasto de lo basto de mis ideas sobre exaltadas y, recogiendo mis lágrimas saladas, respiraré profundo, mientras me hundo en el regodeo de mis dedos crujiendo, de mis suspiros de 3 segundos, en mis risas espontáneas que parecen estornudos...
Allí me quedaré, allí descansaré. Y, si encuentro sombra en alguien de carne, me refugiaré allí, hasta que el sol deje de arder lo que ese mísero arde...
Atentamente:
El Poetólogo...
Comentarios
Publicar un comentario