Hábitat

El Poetólogo presenta:

 

“Hábitat”

 

Vivo dentro de una simulación constante de episodios de accidentes, donde recobro la vida cada vez que recibo una golpiza por parte de la indiferencia de los que se llamaron creadores de mis injusticias. Tengo experiencias erróneas con las coincidencias, no creo en ellas, no creo en las bondades dentro de las malicias... No existe para mí hoyo profundo (abismo) de donde no se pueda salir, pero sí donde te acostumbras a lo irrisorio de la agonía y respiraciones profundas, junto con suspiros y lágrimas que suelen salirse del personaje aparentemente fuerte. 

 

Desconozco la muerte, desconozco cuál es el propósito de extinguirse. Sé que hay galaxias y otros lugares en el universo donde probablemente otras vidas estén por incluirse... En lo impensable se halla eso que duele pero que no hace llaga, como el pinchazo de una aguja que se torna dolor pasajero, pero que cuando lo piensas pareciera estar presente de nuevo. La vida no es un juego muchos dicen. Y yo no entiendo si se trata de jugar. Pues fui un niño que se interesaba en buscar explicación a las diferencias entre unos y otros, buscando el porqué aquel árbol tenía hojas más secas y porqué solo algunos daban frutos... Aún vivo en esta simulación de episodios que se tornan trágicos solamente porque así mi mente se limita a verlos. Y es que no hay risas para lo que te hace pensar demasiado. Al menos sí cuento con la capacidad de aceptar que puedo seguir exigiendo no aceptar la vida tal y como es, aunque haga daño. Aunque se empañen mis vistas por la impaciencia y la clemencia que no es escuchada. Ni por los vientos que soplan en la madrugada, ni por las canciones que se escuchan a lo lejos los fines de semana. 

 

Yo no existo ni aquí ni allá, solo existo en mi propia mente, y seguramente siga persistiendo por los siglos de los siglos mi manera de afrontar la realidad que parece una falacia. Pero ya que me gusta la fantasía e idear, agradezco a quien se sentó a crear lo que me permito ver hoy, lo que me permito escuchar y lo que me permito indagar. Pues, si todo tiene una intención de ser, la mía quizás es satisfacer mi necesidad básica de comprender masivamente lo que duele y tranquiliza, lo que descontrola y armoniza, lo que se esconde y lo que es visible ante los ojos detallistas...

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