Diaria tortura (Calentamiento mental)



Continuando...


De hace meses cargo con una rabieta, porque presiento que el planeta, a mí, y a mi corazón nos está sofocando.

Fondo profundo estamos tocando, hablo de yo y de mi miseria completa.

Ya no quiero hablar con las paredes ni con el suelo. Quiero hablarle a la Tierra para decirle que yo tampoco encuentro consuelo.

Soy un tobogán de emociones disturbias, proveniente de un ente al que nadie lo reta.

No es descontento, sí lamento, por ello, prefiero la convivencia en mi mundo paralelo.

Mi alma llora como pertinaz lluvia, y en mi corazón yace más de una grieta.

Son eventuales las tormentas, pero cómo atormentan, cómo escarmientan; mis estrellas se van quedando sin cielo...

Llevan sangre mis letras, pues los pensamientos errantes, ni como antes son preciosos para este poeta.

Millones de soles, mis torturas las segmentan, y a mis millones de neuronas las trituran, las calientan.

La vida no ha sido color magenta, es más, me cuentan, que los calores de la amistad solo sirven en épocas friolentas.

He oído de mentiras, que otras patrañas juramentan... El mundo gira y muy tarde se desengañan, corazones buenos desalientan.

La irracionalidad, junto con la desconfianza, frecuentan; los dolores y lamentos se incrementan.

Dentro de mí ya queda poco de clemencia. Responsabilizo al huracán de estrés y a los incendios en los terrenos donde mis desenfrenos se asientan.  


El Poetólogo

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