Seguimos dormidos
Ya dejé yo de hablar con las paredes, siempre femeninas
empero me senté a platicar con las noches estrelladas y nubladas
y ya no apago mi cabeza por rabia, y prefiero llamarle memoria a mis retinas
así pues, las fotos mentales que nos hicimos para ‘el ello’ son sagradas.
Exhorté al alma interna divagar en terrenos deshabitados
a ver si con añoranzas la luna aunque sea asomaba
pues yo, un amante de la oscuridad consensuada
pretendía enviarte, entre el viento y uno que otro pensamiento, uno que otro recado.
El camino se hizo largo, como el descanso de fin de semana
y nunca corrí veloz, porque la despedida me parecía muy temprana.
Castigué al Sol quedándome en confinamiento, aunque siempre fui el árbol aislado
y aunque no admita defensa, de ahínco estoy deteriorado.
Me siento incordio ante los enredos que da la vida
prefiero hacerle caso al ocaso y seguir dormido
ya que algunos recuerdos son como resbalones con caídas
como si al pensarte saliera del planeta despedido.
Continuaré ejerciendo antipatía a la mayoría de consejos celestiales
hasta el día en que las pasiones dejen de tratarme como lluvia a las plantas;
tengo historias guardadas entre el cerebro y la garganta
que nada han tenido que ver con mis expresiones faciales.
El Poetólogo
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