«Pretérito»



El aire se hizo viscoso, el agua se hizo grisácea
y la tristeza con la desidia hicieron una miscelánea.
La felicidad y el confort, me desconfiguraron
me transformé en un robot, en un espejo que agrietaron

Yo ya me siento canción, pero con letra olvidada
muñeco de trapo descosido en una casa abandonada.
El alma mía reseca como las manos sin nerviosismo;
el ­“te quise” y el “te querré” se parecen, pero no son lo mismo.

La bonanza ahora es miseria, tanta como bazofia
y de tanto latido innecesario, mi corazón de a poco se atrofia.
Soy un profeta del dolor, avizorando tempestades
no sólo escapó el amor, también varias amistades.

El resentimiento es sólo otro símbolo de esclavitud, 
por eso nunca exijo nada, mucho menos con pésima actitud.
Algunos me otean como si fuese un sanguinario,
como el lobo en la historia mal contada, ¿feroz? todo lo contrario.

Respiro barbaridades, y a los enigmas soy propenso...
soy como pieza antigua, aroma que se apaga como incienso.
Tu eres la sociedad y yo el rebelde que se manifiesta
pero que sin tu compañía, la melancolía le suena a fiesta.

Hacerse el distraído, ¡cómo cuesta!
soy el bosque que el mal tiempo deforesta;
el libro está empolvado pero guarda secretos y enseñanzas,
ojalá olvidar fuera sencillo como una adivinanza.

Efectué despedida grata, en sigilo, como el Supremo manda.
Y sigo trastabillando, pero es protesta blanda.
Cuando camine más lento y respire pausado, recapacitaré;
mientras, para mi calma más descanso, y para mi alboroto, más café.


El Poetólogo




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