ERA
Estoy como los hijos del yugo , el remordimiento me entra por los ojos. Y siempre que pongo las barbas en remojo, yo escojo, variantes de un amor que conmigo nunca estuvo. Estoy descuadrado como un remedo de cubo, en el estómago se me hace un nudo, y en el cerebro haciéndome ensaladas de frutos rojos. Estoy que la sangre me hierve, y es que no se trata de que gane o pierde, se trata de que el hastío me deja siempre el vaso medio vacío. Estoy como el propio desenfreno , deshabituado, salido de escena; las muchas iras me queman. Ella se fue como el aroma de la loción después del baño, y no sé si me hizo daño, pero yo sí a mí cuando la traigo a colación. Estúpido el susodicho que te replica sus pesares y malestares, así como los estomacales, el que te invoca sin merecer tú el encomio. Estoy como el volcán furibundo; a punto de enviarte lejos, lejos de este mundo; donde ya no hay principio ni fin, a ti te hablo, ruin. Exclamé al cielo una oda, como en tono de joda , como para ver si te in