Recital de un Introspectivo
He estado tocando fondo varias veces y nadie se da cuenta;
pero a fin de cuentas, lo que quiero es estar contando estrellas.
Caminar por sobre encima de la arena, en una noche templada, dejando huellas.
He querido celebrar victorias... pero las angustias le ganaron a las promesas;
ya ni recuerdo cuántas veces me llamé a mí mismo “torpe”,
ya ni me asomo a la ventana a checar el estado del tiempo.
Las heridas sólo son heridas si dejan algo más que un simple golpe;
y yo, voy por este sendero de lamentos con algo más que laceraciones.
He jugado con el deseo de ser más grande, que el mar, que el firmamento;
y te comento, de vez en cuando, hasta rezando, yo resbalo.
Algunos fuimos como cuerpos celestes, de los que hoy no quedan ni los restos,
empero sigo soñando, porque el no hacerlo, suena a excusa del mundano...
Llevo como amuleto las enseñanzas del muy mal llamado destino,
y para mí la vida no ha sido más que siempre estar “al borde del precipicio”,
no cuento con muchas amistades, pues tener mucho casi siempre te nubla el juicio,
y aunque a veces sienta que vuelo por sobre encima de todo, sigo viendo de cerca abismos.
Le explico mis súplicas al aire y, al viento dejo que corra despavorido,
y a las ilusiones sin razones les digo adiós como si se tratase de sus mudanzas.
Un día fui, como la llovizna que dejaba siempre un arcoiris a la vuelta de la esquina,
lastimosamente algunos personajes han dejado de participar en esta trama.
Cuando el sol despegue hacia el silencio sin escrutinio, voy a dejar de respirarle a los malos presagios.
Entre tanto, quiero ser el sentimiento que siempre ha sido profundo, ése que no suele escucharse bajo;
pero debo irme hasta el filo de un volcán dormido, con mucho frío y poco ánimo,
para cuando regrese el aura del poderoso a mi ser, no se me queden palabras en el ático.
Siempre que despierto, hago reverencias a los afortunados despidos...
de los que recuerdo, de los que alguna vez sentí eterno fastidio;
hasta hace poco planeaba escapadas exitosas hacia lo lindo-desconocido,
pero tuve que hacer paréntesis, para ocuparme de mi mente y de la de aquella, ambos con delirios...
El Poetólogo
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