“Aún duro”

Un idioma difícil de hablarlo, así es este sentimiento.
Espeso, duro, denso; como un corazón hecho de cemento.
Que incluso cuando te pienso, no es más que hacerse lamento.
Que incluso cuando intento ignorarte, que todo está bien, aparento.

Tengo el alma reseca, como mis labios que ya ni balbucean tu nombre.
Me mantengo en una gresca, donde lo inexplicable me azora. 
Resecas hasta las lágrimas, pues qué importa, y sí, soy un hombre.
Busco consuelo en el amenizamiento; y aunque viaje mil veces al pasado, sigo en el ahora.

Este clima es fustigante, empero ni tu presencia haría calor;
Y aun en este futuro intrigante, tu regreso me parece algo desalentador.
Las cartas en papel arrugado, en el cajón con el candado oxidado;
y el viento soplándome las mejillas, como si nada hubiera pasado...

Tengo los dientes repitiendo apelativos, para mantener vivos los lapsos;
y aunque los lazos ya se despedazaron, sigo caminando sin dar un solo paso.
Solo en el silencio he encontrado consuelo, y, en el desencuentro
con el mar de los sollozos me enemisto, mientras sombras avisto mirando al cielorraso.

Más una rabia dentro de las venas que recorren mis manos y mis brazos,
haciendo que se asen los pensamientos ya execrables.
Un puñado de inseguridades, y frases indescifrables;
es todo lo que me sostiene, entre realismos falsos...


El Poetólogo

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