No debimos crecer
En el pasado creo que naceré, ¡Qué injusto!
hubiera sido mejor encarnarme junto con la Tierra misma
Hubiera sido mejor vaciar mi conocimiento ese mismo día
y así adorar el alba, y los cielos despejados
Mirándome al espejo a veces no distingo
de entre mi cuerpo estrujado y mi cerebro robusto;
parece una obra de arte el saludo que hace en el infinito
el silencio casi pulcro de mis pensamientos cuando no pienso
Soy sincerísimo cuando exclamo, que no puedo
ajustar los tornillos a mis palabras obscenas
ando siempre en modo «algarabía»
llorando, como si nunca yo me hubiese muerto
Tengo los ojos asfixiados de tanto desparpajo
mis manos siempre llenas de consejos
Toda mi aura es de un terrenal sin un sólo contexto
y siempre quiero volver al polvo
Echo de menos los cansancios
de aquellos calurosos inviernos
y mi voz se hace torcida mientras duermo,
todo, culpa de la poca presencia de la luna llena
El sendero se hizo agua...
como mis pupilas al llanto casi eterno
vi correr a los arbustos y a los vientos
como cuando mis ansias sepultaron mi carisma
Poco a poco lo que un día querré
estará existiendo en la magia de los supuestos
y con uñas y dientes soltaré mis ganas
de crecer hasta sentir ser, un ente místico
El caballero del espejo del cuarto oscuro
hace su manifiesto algo trabado,
y se desaparece entre mis desatinos
pues sigo teniendo algo de sempiterno en lo que asevero.
El Poetólogo
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