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Mostrando entradas de agosto, 2025

La mía FE

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Tengo una fe "ciega", esa misma que mueve montañas  esa que me hace lograr hazañas; una a la que a veces sin merecerlo, mucho me entrega... Una fe "volcánica", que brota cuando otros, sin conocerla, la niegan. Una fe enfática, en el amor y el agradecimiento por las cosas buenas,  porque, aunque lo bueno tarda, siempre llega. Una que sacude mis pensamientos y los apacigua, esa misma que, los golpes al alma, amortigua... Una que ahuyenta a los estrujosos, como la despedida a los salvajes, algo hermoso. Y es así, que el tramo se me hace menos lleno de agobio, y yo, siempre sobrio, reconozco la magnanimidad al Solemne. y no importa si las aflicciones son perennes, pues, la prosperidad es el mismo aire que respiro,  y la impertinencia de los iletrados, y a ellos mismos los parodio. Tengo esa fe, que viaja por todos mis sentidos, con la que puedo casi hasta tocar el firmamento; es que sin ella no estoy completo, es mi complemento. Es que ella es un escudo, que ni la mayor...

Amor a primera huida

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  Mirando hacia los adoquines, y con sus brazos alicaídos, sentada en la banqueta; ya ni su sombra hace silueta. Sus amantes la han desgastado como calzado y calcetines Sus intuiciones, como delfines, pero, sin nadie con quien cortejar en la glorieta... Hizo maletas, a su suavidad y, a sus coloridos vestidos; la fuerza de los engaños le pudo más, como riachuelo al césped recién cortado. Y su voz que era un volcán, ahora sólo es ruda afonía... La noche se hace día, y la indigencia de sus deseos se empolvan, como estantería de vasijas vacías, una tontería; cómo los ánimos por los suelos, que hasta a la alegría la hacen sorda. Ya no muchas convicciones la escoltan, así, se garbean los "desubicados",  empero sigue ella como majestad en reposo temporal; y su retorno está a la vuelta del chaflán. ¿y dónde están? ¿dónde están los obsequiosos? Que han hecho hábito el mostrársele reticentes ¿Hacia dónde van? ¿dónde van, los parcos sin delantal? ya le hicieron oratoria repetitiva, y no...

La brillante

Ella, se presenta en el ocaso y, les ofrece un manotazo a las tinieblas.  Pues, son endebles, como mis pavores pidiéndole favores a la incertidumbre. Ella, es la "gran estrella", la más brillante, la que en un instante se me regala a la brisa que simula abrazo. Es auténtica, como el cántico del pájaro en el alba, que ni su voz se quiebra. Le tengo una fe ciega, como el agua cristalina que se riega en la montaña; y en cada mañana anhelo volver a verla y, es que, creciente o «desnuda» no hay manera en que la eluda; misteriosa, sin ofenderla. Es el fulgor, que pienso en ella y me siento mejor, como un infante en el vedado. Y yo ni siquiera por enterado que, parece estar a una zancada de hacerle llegar mis lisonjas. Como hacen las monjas al Redentor, como a los ojos del lector, aquel libro recién desempolvado. Sólo tengo una aspiración: llegar a sus alrededores como el concertista a su fan, como aquella sensación de “he vencido mis temores”, como el “ya no me importa el 'qué ...