Mal presagio
Los árboles lloran hojas secas, el clima se hace tosco, mis manos tiemblan , y hasta eso parece muy poco. Me alimento de la angustia, y del entrometido desespero, ya no sé ni lo que quiero, ni reconozco al hombre del espejo. Regalé al viento mis manifiestos, y la devoción por tu existencia, revoqué sentimientos que involucraban dependencia. Pero con el corazón lastimado, los pensamientos estrujados, ya ni siquiera el vino se hace añejo, y hasta el desprecio me es inocuo. Los mares me auspician calma, y mi cabeza es una montaña rocosa, las quejas hoy no son tantas, pues objetaron mis argumentos. Con tan poco me complico, y me culpo, lo admito, pero si no me guardas rencor, mejor mantente lejos. Quiero dispararle a la cabeza de los volcanes y que tus vistas se entorpezcan; y para cuando amanezca, tengas menos ímpetu de olvido, y de indiferencia. Quiero sugestionar tu egocentrismo, y asimismo, callar tu burla; contarle al suelo, que los pasos no son lo mismo que las pisadas, y que de es