Entradas

«Al borde»

Se me aguan los ojos, y las lágrimas, me los resecan mis manos, al cuchillo pecan y mis dedos: sangrientos, rojos. Estoy disparatado, como idea absurda se me olvidaron mis derechos tengo ahora, dos palmas zurdas. ¿Qué es la paz? No la percibo sólo sé sobre disturbios Más sé sobre el lenguaje sucio que de soluciones a largo plazo. Ya sin el pan bajo el brazo ni la pulcritud de llamarse "noble" Escojo mis inseguridades por sobre mis inquietudes del “¿Hacia dónde vamos? ¡Hacia dónde!” Mi voz es cementerio de fábulas y confabula con mi mente extremadamente intensa Interrogo a mis propios desahogos, prescindiendo de la redención en una cápsula Las ventanas consagran el aire enviciado y se desgarra la fe de los acontecidos todo es denso, hasta mi respirar acentuado y mi alma afable todavía se esconde. Se escucha en el vacío cuanto silbido y me recuesto sobre un prado de piedras, y las pisadas previas fungen de hierbas y los testigos no son ya ni una prueba... Camino por la andana d...

No debimos crecer

  En el pasado creo que naceré, ¡Qué injusto! hubiera sido mejor encarnarme junto con la Tierra misma Hubiera sido mejor vaciar mi conocimiento ese mismo día y así adorar el alba, y los cielos despejados Mirándome al espejo a veces no distingo de entre mi cuerpo estrujado y mi cerebro robusto; parece una obra de arte el saludo que hace en el infinito el silencio casi pulcro de mis pensamientos cuando no pienso Soy sincerísimo cuando exclamo, que no puedo ajustar los tornillos a mis palabras obscenas ando siempre en modo «algarabía» llorando, como si nunca yo me hubiese muerto Tengo los ojos asfixiados de tanto desparpajo mis manos siempre llenas de consejos  Toda mi aura es de un terrenal sin un sólo contexto y siempre quiero volver al polvo Echo de menos los cansancios de aquellos calurosos inviernos y mi voz se hace torcida mientras duermo, todo, culpa de la poca presencia de la luna llena El sendero se hizo agua... como mis pupilas al llanto casi eterno vi correr a los arbu...

“Aún duro”

Un idioma difícil de hablarlo, así es este sentimiento. Espeso, duro, denso; como un corazón hecho de cemento. Que incluso cuando te pienso, no es más que hacerse lamento. Que incluso cuando intento ignorarte, que todo está bien, aparento. Tengo el alma reseca, como mis labios que ya ni balbucean tu nombre. Me mantengo en una gresca, donde lo inexplicable me azora.  Resecas hasta las lágrimas, pues qué importa, y sí, soy un hombre. Busco consuelo en el amenizamiento; y aunque viaje mil veces al pasado, sigo en el ahora. Este clima es fustigante, empero ni tu presencia haría calor; Y aun en este futuro intrigante, tu regreso me parece algo desalentador. Las cartas en papel arrugado, en el cajón con el candado oxidado; y el viento soplándome las mejillas, como si nada hubiera pasado... Tengo los dientes repitiendo apelativos, para mantener vivos los lapsos; y aunque los lazos ya se despedazaron, sigo caminando sin dar un solo paso. Solo en el silencio he encontrado consuelo, y, en el...

“Amar a alguien después de muerto”

  ✒ Las rosas se marchitaron, y se marcharon el aroma de tu presencia junto con la cantiga de los pájaros; me visto de negro por dentro, y me sacudo el lagrimeo, y el polvo que se mezcla con ácaros. Todo parece normal hasta que suena el silbato alertando del incendio, el conato, un hecho que suena bárbaro. Me perdí entre el recreo de las pesadumbres; y entre pensamientos diminutos que por minutos parecen una furibunda muchedumbre. Opté por dejar de escuchar a los muros de contención que simulaban prestarme atención, sólo quedan la soga, el balcón y los fármacos... Quiero viajar recostado en el desahogo para este cuello asfixiado, gritando que te sigo idolatrando. La estupidez más grande que he cometido, quizás haber nacido, quizás no arrancar la página del cuaderno de las mil historias que voy narrando. Te pareces a las olas del mar cuando se van alejando, la cara de quien un día me amara, que yace en un brazo como tatuaje. Las hojas con gotas, la tinta que se difumina, eso resume ...

“Cómo crecen”

Imagen
En ocasiones, las miro y pienso, qué sería de mí sin esos 2 luceros; y ni se imaginan ellas, cuánto las amo, cuánto las quiero. Ayer moqueaban , y hoy, se imponen como 2 torres, y así, el tan temido tiempo pasa... corre... Ya parecen soltarse al viento y dejar de ser papel de colores con cuerdas; pero aún les quedan riachuelos envueltos en servilletas, aún les quedan cuentos que lucubrar; e intangibilidades para mandar a la mierda ... Se parecen a sus autores, son letras caminando sobre hojas de cuaderno, ya gastadas; tienen los cabellos cortos como sus alas, pero pronto dejarán de ser las: «mimadas». Pues ellas mismas se inquietan por el ulterior ignoto; y todavía no saben que el alma misma limpia los corazones rotos... Quieren tocar el cielo con la yema de sus dedos; y a veces dicen “no puedo, no puedo"; sin conocer todavía lo escandalosos que son los mares, y lo sobreprotectoras que pueden ser las montañas. Algunas cosas en la vida tienen sus mañas , más vale que siempre su tem...

Contigo aprendí NADA

Tus brazos ahora son como dos paredes frías,  y tus discursos son como ocurrencias, que hacen que yo me ría. Aún me duelen los malgastados tiempos que ocupé en tu regazo, y preferible tu rechazo, antes que tus palabras de "amor", vacías. Contigo aprendí a falsificar sentimientos, gracias a tu vasta experiencia; me diste la espalda, de frenesí y de malevolencia. Hoy quiero pisar tu indiferencia, y hacerla migajas; y sepas que por más astuta que hayas sido, sin contrincante no hay ventaja. ¿Y ahora quién es el que camina con la cabeza baja? Tiene tu nombre, adivina. En tu vida de "colores" pronto todo será neblina; tienes la belleza proporcional a tus conductas ofensivas,  respiras, pero parece ser que tus inmunidades, ya no están tan vivas... Y así vivas en la Luna, como una auténtica solitaria, te perseguirán calamidades, así, con tu misma indumentaria. Ya no hagas penitencias, ya no serán necesarias. Pues, ni borrándote la conciencia, volverías a serme complementar...

Mal presagio

Los árboles lloran hojas secas, el clima se hace tosco,  mis manos tiemblan , y hasta eso parece muy poco. Me alimento de la angustia, y del entrometido desespero, ya no sé ni lo que quiero, ni reconozco al hombre del espejo. Regalé al viento mis manifiestos, y la devoción por tu existencia, revoqué sentimientos que involucraban dependencia. Pero con el corazón lastimado, los pensamientos estrujados, ya ni siquiera el vino se hace añejo, y hasta el desprecio me es inocuo. Los mares me auspician calma, y mi cabeza es una montaña rocosa, las quejas hoy no son tantas, pues objetaron mis argumentos. Con tan poco me complico, y me culpo, lo admito, pero si no me guardas rencor, mejor mantente lejos. Quiero dispararle a la cabeza de los volcanes y que tus vistas se entorpezcan;  y para cuando amanezca, tengas menos ímpetu de olvido, y de indiferencia. Quiero sugestionar tu egocentrismo, y asimismo, callar tu burla; contarle al suelo, que los pasos no son lo mismo que las pisadas, y ...